Más tarde, puede que alguien encuentre lo que he escrito. Me parece probable, porque está en la naturaleza humana mirar en un libro marcado como Diario después de que su dueño haya muerto. De modo que, sí, probablemente se leerán mis palabras. Cuestión distinta es si alguien las creerá o no. Casi seguro que no, pero no importa. No me interesan las opiniones, sino la libertad, y he descubierto que la escritura puede proporcionármela.