MIAMI
Trátese de consumo o de inversión, de juego o de atesoramiento, el dinero es una pasión. De Harpagón a Rico MacPato, del jugador al ratero, de Grandet a César Birotteau, el dinero es objeto de las fantasías más descabelladas. No se quiere el dinero únicamente por las facilidades que ofrece: “Si tuviera dinero, podría…” sino también por sí mismo, por esa peculiar brillantez que manifiesta su naturaleza de equivalente universal. Como tal, el dinero es considerado a menudo como la llave del bienestar, la antesala del poder, un medio de consideración social. Pero el medio se vuelve incluso el fin y, para mucha gente, tener dinero es simplemente “ser”.