Hasta no hace mucho tiempo al escuchar la palabra “bruja” se nos representaba inmediatamente a una mujer de feos rasgos, desgarbada y maléfica que habitaba en oscuros bosques. Mucho se ha tardado en aceptar el verdadero significado de la palabra “witch” (bruja en inglés) “mujer sabia que ayuda a otras personas”. En la actualidad estas mujeres de probada sabiduría, poseedoras de mágicos poderes que no dudan en compartir saberes y experiencias del orden de lo mágico, lo esotérico y lo sanador, ven revalorizada su figura. Algunas de ellas vienen heredando poderes desde hace varias generaciones, otras están aprendiendo y practicando sin que aún se hayan despertado sus poderes mágicos.
Hoy existen nuevas disciplinas que mueven energías, es por ello que esta sabiduría ancestral de la brujería complementa la herencia sagrada con el aprendizaje actual en perfecta armonía con los objetivos de siempre, ponerlas al servicio personal y de quienes las necesitan. No se honra culto a imágenes ni personas, se valora todo tipo de vida y se aboga por una convivencia en paz con todo lo que nos rodea, seres vivientes y los cuatro elementos.
«En las tierras solitarias no halladas por los hombres,
las mujeres entre el verde umbroso y los seres del bosque que viven invisibles.
Cumplidas las fiestas rojas y sangrientas, mantenidas las llamas de la Gran Madre,
soy libre y sacerdote de Baco, vestida de puro blanco,
nací limpia del vil nacimiento del hombre,
y desterré de mis labios todo alimento con vida»
(Eurípides, Las bacantes).