Alicia Migdal ya forma parte del canon de la literatura uruguaya, pero aun así sigue siendo una forastera que habla en su propio idioma, en el lenguaje de las cosas permanentes. Experta en el arte de «contar sin contar», los personajes de El mar desde la orilla son los recuerdos, las relaciones familiares, la infancia, la soledad, el tiempo que se escapa o se precipita a la muerte. Con una intensidad poética que evoca a la mejor Marguerite Duras, la voz de Migdal se oye intacta después de más de diez años de silencio. Es una voz originaria, como modulada en un estado anterior a las leyes patriarcales del discurso; una voz que se paladea lentamente con todos los sentidos, una exquisitez literaria.