«En el caso de los artistas, se puede celebrar una obra incluso si las únicas personas a las que les gusta son un pequeño grupo de conservadores y coleccionistas —escribió—. Para los diseñadores de medios contagiosos, lo único que importa es cómo ven la obra otras personas. Si la gente no le pasa la obra a sus amigos, es un fracaso, con independencia de la opinión del creador, de los críticos o de otras élites».