Hambre

Nunca perdonaré a los chicos que me violaron, y estoy mil por ciento cómoda con ello porque perdonarlos no me liberará de nada.

Sé que perder peso no es lo único que me ayudará a sentirme cómoda con mi cuerpo. Desde un punto de vista intelectual, no equiparo delgadez con felicidad. Podría despertarme mañana mismo siendo delgada y seguiría cargando con el mismo equipaje con el que llevo casi treinta años a cuestas. Seguiría soportando el tejido cicatrizal de muchos de esos años siendo una persona gorda en un mundo cruel.

todos debemos ser más considerados con las realidades corporales de los demás

Estoy aprendiendo a construirme un hogar en base a lo que quiero y necesito en el fondo de mi corazón. He decidido que no voy a permitir que mi cuerpo dictamine mi existencia, al menos no del todo. No voy a esconderme del mundo.

cuando una mujer escribe, su historia personal se convierte en parte de la historia, incluso si la novela en cuestión es ficción.

Estaba rota y luego me rompí más, y todavía no me he curado, pero he empezado a creer que lo haré.

pienso en cómo a veces lo que se ha roto necesita romperse más antes de poder cicatrizar de verdad.

¿Por qué contemplamos las fronteras que la gente crea para sí misma como desafíos?

Sin embargo, ser tú misma te produce ansiedad. La inquietante pregunta de «¿Y si…?» siempre persiste. ¿Y si nunca seré suficiente? ¿Y si nunca soy lo bastante buena para nadie?

Es aterrador tratar de ser tú misma y esperar que eso sea suficiente. Es aterrador creer que siendo como eres nunca podrás ser suficiente.