Galeno realizó viajes y estudios en toda la región del Mediterráneo oriental, incluida Alejandría, pero los años clave de su vida los pasó en Roma. Llegó en el año 162 d. C., a la edad de treinta y dos, después de trabajar cuatro años como médico de gladiadores en Pérgamo, período en el que aprendió mucho sobre el cuerpo humano al tratar las heridas de los luchadores. Pronto se convirtió en un médico romano muy popular, ya que atendía a algunas de las figuras más destacadas de la ciudad, incluido
el emperador Marco Aurelio, y se ganó la reputación de ser un anatomista brillante a quien le gustaban los debates polémicos.