¡Qué obra de arte es el hombre! ¡Qué noble es su razón y qué anchas sus facultades! ¡Cuán justas y admirables son su forma y sus movimientos! ¡Cómo se parece su actividad a la de un ángel y su inteligencia a la de un dios! ¡Es lo más bello del universo y el modelo más acabado de los seres vivos! Y, sin embargo, ante mis ojos, ¿qué cosa es esta quintaesencia de polvo? El hombre carece de encanto para mí, igual que la mujer, aunque esto último pueda haceros sonreír.