Los Cuentos filosóficos combinan de modo magistral la crítica social, siempre presente en la pluma de Balzac, con su inaudita capacidad de reflexión sobre la naturaleza inmaterial de la creación artística en todas sus facetas, y también sobre las capacidades intuitivas del ser humano, en un recorrido que nos lleva a diversos ámbitos de la creación, la música, la pintura, pero también nos sumerge en el desarrollo de otras facultades de la mente, que, sin ser creativas en un sentido artístico, también pondrán en contacto a los diferentes personajes protagonistas con diversos mundos inmateriales: la intuición premonitoria, la naturaleza, la pasión monomaniática por una actividad determinada, incluso lo diabólico, a través de los cuales desarrollarán vivencias sorprendentes.