En la Nueva España, la religión dictaba las normas de comportamiento; la vida monástica era vista como modelo ideal y el internado de las niñas en conventos aseguraba su virtud y su buena educación. Muchas internas pasaban a la adolescencia y a la edad adulta sin que les llegara el ''remedio'' de un marido que las sacase de su encierro, y buscaban pretextos para salir, mientras que otras, cuando en el siglo XVIII se decretó su salida ''al mundo'', sufrieron miedo, soledad y desamparo. La colección La aventura de la vida cotidiana está orientada hacia el público interesado en la historia de la gente común, así como en las anécdotas y circunstancias que han contribuido a formar nuestras costumbres, nuestra cultura y nuestro mundo.