En una apartada residencia ubicada en la ladera de un monte vive un grupo de mujeres cuya existencia se consagra al cuidado y vigilancia de unos chicos. Nadie utiliza su nombre verdadero. Las relaciones entre ellos se basan en la eficacia de unas reglas que todos aceptan calladamente, y que marcan el ritmo de sus días. Hasta que, en esa atmósfera opresiva, acechante, la directora anuncia que va a llegar un preceptor y que tendrán que acogerle. Aunque no quieran.
Conocida por la extraordinaria fascinación que provocan sus historias, Pilar Adón nos sitúa en el paisaje secreto de una comunidad en la que se establecen vínculos más fuertes de lo imaginable, y que atesora un universo cerrado donde la complicidad y la belleza pueden aflorar de repente. Remate perfecto son las magníficas ilustraciones de Kike de la Rubia, que dan textura y color a un texto eterno.