Las largas horas dedicadas a la investigación, la redacción de formularios y aplicaciones, las búsquedas de contactos profesionales en ámbitos cargados de gente, las sesiones de revisión de proyectos en instancias educativas, las presentaciones de imágenes, las entrevistas, el tiempo libre malgastado, los sentimientos de culpa y la incertidumbre asociados con los mercados del trabajo creativo son, de alguna manera, los procesos que las imágenes satisfechas dejan en suspenso. Pocas décadas atrás hubiera sido difícil imaginar que la vida de los artistas podía homologarse con una sucesión de escenas de este tipo. Los cambios que se produjeron en el ambiente artístico como esfera de trabajo, y que terminaron por torcer el significado general del concepto de arte, no se dieron de un día para otro.
El problema al que hace frente este libro, no respeta niveles de exclusividad, ni siquiera le pertenece completamente al reducto del arte. Su despliegue excede de múltiples modos el campo de las artes visuales. Con lucidez y contundencia Claudio Iglesias nos propone aquí una ruta de acceso a este particular fenómeno.