Desde el día en que secuestraron a su hija de cinco años, Abigail Fisher prometió no dejar de mirar hasta que su hija estuviera a salvo en casa.
Pero a pesar de las múltiples búsquedas, han pasado veintitrés años sin dejar rastro de Becky Ann. Cuando Abigail se entera de que la presa del corredor de la muerte Megan Winnaker tiene la misma edad que su hija, comienza a preguntarse si el secuestrador alteró quirúrgicamente la cara de Becky Ann para evitar su identificación.
Megan Winnaker mantiene su inocencia, pero enfrenta la pena capital si pierde su apelación final. Mientras Abigail inicia su propia investigación para descubrir si Megan es realmente su hija, alguien quiere detenerla en seco.
Incluso cuando se enfrenta a un peligro mortal, Abigail se niega a abandonar su investigación. Pero, ¿puede Megan Winnaker ser realmente su hija perdida hace mucho tiempo?