Murakami nos narra el viaje introspectivo y físico que hace su protagonista Tsukuru Tazaki, un arquitecto de 36 años, que regresa a Nagoya para reencontrarse con sus amigos de toda la vida con los que rompió años atrás sus lazos para ir a la universidad a estudiar. Esos amigos tienen una característica común: sus apellidos simbolizan un color, y Tsukuro es el único «descolorido» del grupo. Y aquí entra en juego el simbolismo del mundo de Murakami, creando a un personaje solitario y diferente del resto del mundo.