El sueño de la Inteligencia Artificial

lo que se conoce en matemáticas como «explosión combinatoria». Y esto estaba muy rela‍

Rosenblatt y Minsky ya habían sido protagonistas de intensos debates en los círcu­los académicos debido a la publicación, en 1969, de Perceptrons: an introduction to computationa

Lo que argumentaban, en términos generales, era que, aunque el perceptrón funcionaba muy bien para clasificar estímulos, lo hacía sin albergar ninguna representación interna del proceso, sin ningún tipo de imagen o pensamiento «simbólico», algo que consideraban fundamental para el pensamiento inteligente, la memoria e incluso la consciencia.

Algo así explicaba Norbert Wiener, conocido por su popular teoría de la cibernética, en Invention. The Care and Feeding of Ideas. En este ensayo —escrito en la década de 1950 e inédito hasta 1993—, efectúa un fantástico análisis acerca de cómo el contexto histórico, social y económico de cada época influye —para bien y para mal— en el proceso creativo y la innovación tecnológica.

John McCarthy, en 1958, había roto una lanza a favor de lo que se acabaría conociendo como inteligencia artificial simbólica en su artícu­lo «Programs with common sense». Esta sería la corriente predominante desde mediados de la década de los cincuenta hasta los años ochenta. En ella, prevalecería una perspectiva de la inteligencia artificial basada más en la manipulación de símbolos y relaciones que en el análisis de datos —que sería el enfoque predominante más tarde, en el siglo XXI, con la llegada de internet—. Se buscaba generalizar los procesos cognitivos del cerebro a través de la inferencia lógica formal y los algoritmos.

El perceptrón de Rosenblatt fue el primer modelo de red neuronal —simple y de una sola capa— que se logró implementar de forma práctica, pensado para tareas de reconocimiento de patrones sencillos y clasificación binaria.63 E

Joseph Weizenbaum, quien creó, en 1966, ELIZA.

STUDENT, creado en 1964 por Daniel G. Bobrow c

primeros chatbots o programas capaces de «mantener una conversación» o comunicarse utilizando el lenguaje natural.

Chomsky plantea en esta obra que todos los seres humanos tenemos una capacidad, o reglas internas innatas, para entender y generar el lenguaje. Esta especie de gramática interna sería lo que nos permitiría formar oraciones, tanto simples como más complejas, tan solo combinando estas reglas. Lo denominó gramática generativa y conformaría