Uno de los mejores poemarios que he leído. Imprescindible.
Desde mis primeras lecturas de la vida la poesía ha sido uno de mis géneros favoritos.
Este libro lo he disfrutado mucho porque al tiempo que refleja la cultura de un país lejano también remueve los sentimientos comunes a la humanidad. Son poemas que nos hablan de la vida, del paso del tiempo, de la memoria, de la muerte, el amor, la guerra... su originalidad radica en la manera en que el autor transforma o hace referencia a oraciones o pasajes bíblicos dentro de su obra poética propiciando el cuestionamiento y la reflexión sobre los valores transmitidos por las religiones (especialmente el judaísmo por ser su religión).
El autor israelí que vivió y peleó en la Segunda Guerra Mundial y en la llamada Guerra de Independencia hace en varios poemas un duro cuestionamiento a los motivos y fines de la guerra y denuncia sus barbaridades haciendo énfasis en la importancia de cada vida humana; por ello es una poesía que va más allá de la simple descripción de emociones para ejercer una función también política y social, seguramente por ello su poesía fue y es tan apreciada.
Padre mío, Rey mío, haz que mi rostro no se desgarre
de risa o de llanto.
Padre mío, Rey mío, haz que todo lo que me ocurra
entre el deseo y la tristeza
no me atormente, y que todas las cosas
que contra mi voluntad hago
mi voluntad parezcan. Y sea mi voluntad cual flores.
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