Así, en definitiva, es como suelen ser las cosas. La verdad es que la obra de arte que nos parece que está perfecta cuando ha sido terminada bien pudo haber estado, justo antes, al borde del fracaso absoluto. Lincoln dudó de su capacidad para expresar lo que debía decirse en Gettysburg, pero siguió adelante, sabiendo que estaba dando lo mejor de sí mismo para expresar las ideas que necesitaba compartir. Siempre es así. El arte es comenzar una oración antes de saber cómo termina. Los riesgos son obvios: es posible que nunca llegues a terminar esa oración, o que, una vez concluida, descubras que en realidad no has dicho nada. Probablemente este no sea un buen consejo para hablar en público, pero es un método excelente para hacer arte. Al hacer arte, tienes que concederte suficiente libertad como para responder con sinceridad al tema y a los materiales e instrumentos que hayas elegido. El arte sucede entre el artista y algo, un tema, una idea, una técnica, y tanto el artista como ese algo necesitan ser libres para moverse y crear.