La belleza es sin duda digna de tu afecto, de tu respeto y de tu amor, mas no de rendimiento tan absoluto. Compárate con ella, y estímate en lo que vales, que a veces nada es tan provechoso como esa estimación de sí mismo bien entendida y puesta en sus justos y razonables límites. Cuanto más procures conocerte a ti, más se persuadirá ella de tu superioridad, y menos se sobrepondrán a la realidad las apariencias.