En el proceso de evocar al caballo de viento, el siguiente paso es contemplar el Gran Sol Oriental. Asumir tu lugar en el mundo produce un efecto casi físico. Gran cantidad de energía procede de ahí, y empiezas a sentir que casi eres el Gran Sol Oriental. Tienes una sensación de brillo y resplandor. Es una experiencia casi deslumbrante. Esto podría prolongarse o ser sólo un rápido vislumbre. Cuando lo sientes así, deberías limitarte a tocarlo. Tocar ligeramente la energía, no entregarte a ella ni exagerarla. Sólo tocarla.
Entonces sientes que estás conectando con una energía más grande, algo que está más allá de tu existencia personal o incluso de tu lugar en la sociedad. Sientes que estás utilizando tu patrimonio, la tradición del guerrero. Por eso, en este punto sientes que das la bienvenida al linaje de los reyes y reinas guerreros de Shambhala, y que les invitas a presenciar, o incluso a juzgar, cómo invocas al caballo de viento. En otras palabras: sientes que la experiencia es legítima, que no hay ninguna falsedad. Lo que haces es deliberado, preciso, claro y real. Podría estar vacío, en el sentido budista de que toda experiencia está vacía. Sin embargo, es vacuidad auténtica, imaginación o visualización, podríamos decir, auténtica y poderosa.