La selva es un dios hambriento. Uno que permite vivir a salvo en sus dominios pero exige el más alto de los precios a cambio. Su voracidad no termina nunca y aquellos que viven bajo su control deben entregarle a sus hijos como parte de un cíclico tributo caníbal.
En este cuento de terror caribeño, las madres son obligadas a criar a sus propios hijos como futuro alimento, en un sacrificio hecho de sangre y locura. Si se desea sobrevivir aquí, ninguna mujer puede decidir no ser madre. Y ninguna madre puede no convertirse en una mera productora de carne humana para que el sistema de ofrendas y retribuciones siga funcionando.
En un mundo despiadado de guerrilleros y narcos, la selva garantiza la seguridad a sus habitantes, quienes renuncian a cualquier tipo de derecho y esperanza en esta fábula terrible sobre la maternidad y el cuerpo de la mujer.