Pese a la carta de Karolina, pese a la boda, me he aferrado a la idea de nosotros, explorando rostros en busca de algo conocido, buscando lo familiar en lo extraño. Cuando, en realidad, lo familiar ya se había convertido en algo extraño, y el hogar había dejado de ser hogar. Ambos han seguido viviendo y cambiando sin mí.