El batallón de changos y todo el séquito se pusieron en marcha y llegaron a la colina, donde acamparon. Pero la princesa era una changa emprendedora y cuando comprendió que no les darían permiso de volver a la ciudad, dio órdenes de construir un palacio. Si se iban a quedar un tiempecito en la colina, más valía estar cómodos. Se pusieron todos a trabajar como locos y en un par de semanas habían construido un palacio muy espacioso y bonito