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Leila Guerriero

La llamada

  • Alfonso Velascoцитирует7 месяцев назад
    En su libro Helgoland, Carlo Rovelli, físico teórico italiano, escribe: «[...] no hay un relato unívoco de los hechos [...]. Hechos relativos a un observador no son hechos relativos al otro. La relatividad de la realidad resplandece aquí totalmente. Las propiedades de un objeto son tales solo con respecto a otro objeto. Por tanto, las propiedades de dos objetos lo son solo con respecto a un tercero. Decir que dos objetos están correlacionados significa enunciar algo que se refiere a un tercer objeto: la correlación se manifiesta cuando los dos objetos correlacionados interactúan ambos con ese tercer objeto». Rovelli no habla de periodismo sino de física cuántica. A pesar de que él mismo advierte, burlón, que «la delicada complejidad de la relación emocional entre nosotros y el universo tiene que ver con las ondas Ψ de la teoría cuántica tanto como una cantata de Bach con el carburador de mi coche», arrastro su teoría hasta mi territorio. No siempre, pero sí a veces, con circunstancias tales como día, hora y lugar suprimidas, y detalles como descripción de ropa, gestos y decoración eliminados, a través de piezas desprovistas que colisionan una contra la otra para que de ese choque surja una nueva pieza invisible, sucederá esto: dos objetos correlacionados (no siempre los mismos) interactuarán con el tercer objeto. Que, casi siempre para mal, seré yo.
  • Alfonso Velascoцитирует7 месяцев назад
    Uno puede relatar, pero lo que cuesta mucho es relatar el afecto vinculado a los recuerdos.
  • RS Quintanillaцитирует7 месяцев назад
    Verdad es todo, ¿pero qué es real
  • Ana Saenzцитирует3 часа назад
    Ahora lo veo de una forma distinta. No siento ganas de criticar o echarles la culpa. Ya no tengo rencor ni rabia. Hubo una parte de mi adolescencia en que fui muy crítica hacia mi mamá. Más que hacia mi papá. Pero ahora ya no. Yo siempre supe que había nacido en un sitio extraño, desde pequeña. Que había nacido en la cárcel. En la Argentina todos lo sabían. Mis primos, mis abuelos, mis tíos. Pero en España era algo que tenía que tapar. Que yo había nacido en la cárcel, que mi cumpleaños oficial no es mi cumpleaños verdadero. Todavía me pasa, me olvido.
  • Ana Saenzцитирует4 часа назад
    No sé hasta cuándo iban a estar sin decirle a mi padre nada. Así fueron las cosas. De duras y de, a veces, incomprensibles, y a veces solo comprensibles desde la lógica del miedo. Hay un vacío ahí que… al menos yo no te puedo contestar.
  • Ana Saenzцитирует4 часа назад
    «Tu padre me acaba de decir que es anticomunista, antimontonero, antiperonista. ¿Entonces es uno de los nuestros?». Ella siguió muda. «Ahora voy a llamar de nuevo», dijo Acosta. «Vas a hablar vos, sin decirle dónde estás. Le vas a decir que cuando el bebé nazca se lo vamos a entregar». Volvió a marcar el número y le pasó el teléfono. Una vez más, Jorge Labayru atendió. Antes de que él pudiera decir nada, ella dijo: «Hola, papá».
  • Ana Saenzцитирует4 часа назад
    Creyó que quienes lo llamaban eran ellos para ¿dar algún mensaje, pedirle algo? Sentía un odio ciclópeo por esa organización, y al escuchar la voz del hombre gritó como un animal: «¡Ustedes, montoneros hijos de puta, son los responsables morales de la muerte de mi hija! ¡Vengan que los voy a cagar a tiros, montoneros de mierda! ¡Soy anticomunista, antiperonista y antimontonero, hijos de puta, hijos de puta!».
  • Ana Saenzцитирует4 часа назад
    Entonces, a lo largo de cierto tiempo, nos dedicamos a reconstruir las cosas que pasaron, y las cosas que tuvieron que pasar para que esas cosas pasaran, y las cosas que dejaron de pasar porque pasaron esas cosas. Al terminar e irme, me pregunto cómo queda ella cuando el ruido de la conversación se acaba. Siempre me respondo lo mismo: «Está con el gato, pronto llegará Hugo». Cada vez que vuelvo a encontrarla no parece desolada sino repleta de determinación: «Voy a hacer esto, y lo voy a hacer contigo». Jamás le pregunto por qué.
  • Ana Saenzцитирует4 часа назад
    Me muestra un libro que le regalaron, Diario de una princesa montonera, de Mariana Eva Pérez. Muchas personas de su entorno le recomiendan o regalan libros como este acerca de la violencia de los años setenta. Me pregunto si eso responde a que notan en ella gran interés en el asunto (conmigo insiste en que está harta, aunque desvía la conversación hacia ese tema incluso cuando estamos hablando de otra cosa), y también si yo sería capaz de regalarle un libro sobre un campo de concentración a alguien que ha salido de un campo de concentración.
  • Ana Saenzцитирует8 часов назад
    con circunstancias tales como día, hora y lugar suprimidas, y detalles como descripción de ropa, gestos y decoración eliminados, a través de piezas desprovistas que colisionan una contra la otra para que de ese choque surja una nueva pieza invisible, sucederá esto: dos objetos correlacionados (no siempre los mismos) interactuarán con el tercer objeto. Que, casi siempre para mal, seré yo.

    Allá vamos.

    Marina Azahua

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