Jorge Luis Borges creía que en los cuentos de Nathaniel Hawthorne se inaugura el modo particular de ensoñación del cual surgirá el lenguaje oceánico de Herman Melville, las pesadillas de Edgar Allan Poe y las alucinaciones de William Faulkner. De hecho, cuando se les pidió a seis escritores argentinos que nombraran sus relatos predilectos, Borges escogió sin vacilar el “Wakefield” de Hawthorne, una «breve y ominosa parábola” que prefigura el mundo de Kafka, autor que a su vez “modifica y afina la lectura de 'Wakefield'".