«Ana Martos nos habla en este volumen de los ocho pilares que aseguran la supervivencia de la Iglesia, pilares con los que se forjó en sus principios y con los que se ha fortalecido a través de los tiempos.»
La Iglesia, en nombre de Dios, confiesa y redime los pecados del mundo, pero no confiesa y redime sus propios pecados. La Iglesia ya ha pedido perdón por sus pecados, pero los ocho que se señalan en Ocho pecados por los que la Iglesia no irá al cielo, jamás los admitirán y, mucho menos, pedirán perdón por ellos, pues es precisamente en estos pecados en los que se asienta su poder terrenal y su riqueza. Este libro pretende analizar fríamente la política secular de la Iglesia o, lo que es lo mismo, pretende desentrañar cómo ha conseguido la Iglesia el poder político y económico que en la actualidad tiene. Los ocho pecados no son otros que los pecados capitales, identificados en la obra con distintas actitudes de la Iglesia, más el de la desfachatez que ha permitido a la Iglesia variar a lo largo de la historia sin cambiar sus principios, en teoría. Ana Martos no pretende hacer un ajuste de cuentas, pero sí que, en un estilo distendido y, a veces, irreverente identifica los siete pecados capitales con algunas acciones de la Iglesia a lo largo de la historia. La sobrebia estaría caracterizada porque el catolicismo es la única religión en la que el propio Dios predica; la avaricia vendría indicada porque es la única creencia que tiene un estado propio; la ira ha sido una constante en las pugnas vaticanas y cardenalicias; o la pereza ante sus principios inalterables y sus postulados inamovibles. Pero además, el libro nos da a conocer un buen número de datos históricos sobre la Iglesia católica. Razones para comprar esta obra: – La Iglesia católica está muy presente en nuestras sociedades, en nuestra política y, aunque nos neguemos, en nuestros principios más íntimos.