Los árboles caídos también son el bosque

Y la flor, abierta como una boca que grita. Muda de sentido en su belleza.

esas charlas necesito tener algo entre las manos: el respaldo de la silla, un almohadón, un gato, un vaso.

Él no necesitaba apoyarse en nada, su cuerpo tenía una solidez como de montaña. Se imponía como ahora su ausencia en esas sillas que conversan solas en la galería.

el olvido no tiene otra forma más que la de aquello que cubre. Mi olvido tenía la forma exacta de mi hermano.

“Cuanto más lleno está uno, cuanto más educado es, más humilde”, dice. “Uno se inclina como la planta de arroz por el peso de los granos”.

Como esas quiero que me cuente más cosas. Muchas. Todas. Quiero que me cuente cada día, para que no lo sople el tiempo. Tal vez para escribirlo: dejarlo agarrado con tinta a un papel para siempre.

Como esas quiero que me cuente más cosas. Muchas. Todas. Quiero que me cuente cada día, para que no lo sople el tiempo. Tal vez para escribirlo: dejarlo agarrado con tinta a un papel para siempre.

Como esas quiero que me cuente más cosas. Muchas. Todas. Quiero que me cuente cada día, para que no lo sople el tiempo. Tal vez para escribirlo: dejarlo agarrado con tinta a un papel para siempre.

Como esas quiero que me cuente más cosas. Muchas. Todas. Quiero que me cuente cada día, para que no lo sople el tiempo. Tal vez para escribirlo: dejarlo agarrado con tinta a un papel para siempre.

Busca el lugar y lo encuentra, a pesar de que de la casa ya no queda nada. Los restos de El secreto ya son parte del monte, de la tierra y de los árboles.

Belinda se sienta entre dos acacias. Anochece despacio.

El pájaro que apenas canta parece ser el mismo de antes.

Las peleas cuerpo a cuerpo entre hombres tienen la capacidad de solucionar las cosas sin cambiar nada.