Había multiplicado las estrategias para esquivar el amor. Como una adolescente enganchada a su amor imposible porque es de lo más práctico, de lo más secure, yo lo sustituí por una ficción que conseguía hacerme sufrir casi lo mismo y me proporcionaba periódicamente un sentimiento de pérdida, de rechazo, de cansancio, de humillación, de celos, sin darme nunca placer ni ternura.