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Friedhelm Moser

Pequeña filosofía para no filósofos

Como la vida, también el pensamiento está hecho a partir de encuentros, que Friedhelm Moser narra aquí con energíay con pasión. ¿Qué es el yo? ¿Qué son la verdad, la libertad, el tiempo, el lenguaje? ¿Y el amor, la muerte, el trabajo, el juego, la risa o la guerra? El autor nos habla de amigos que se consumen de amor, de su tía Waltraud y su prima Gaby, de las películas de James Bond y de los videojuegos, pero también de Schopenhauer, Rousseau o Aristóteles para comunicarnos su visión particular y bienhumorada de la filosofía. La suya es una pasión por una manera de pensar que no le teme a la sencillez y que conjuga las grandes cuestiones de la filosofía con las pequeñas aventuras de la existencia.
210 бумажных страниц
Правообладатель
Bookwire
Дата публикации оригинала
2017
Год выхода издания
2017
Издательство
HERDER EDITORIAL
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Цитаты

  • Nikolai C.цитирует18 часов назад
    Éstos son los 13 hits de las conclusiones erróneas de nuestro intelecto:

    La falsa conclusión sobre otros a partir de uno mismo. («Max Goldt me parece genial, seguro que a ti también te gustará.»)

    La falsa conclusión de hechos a partir de sentimientos, de la realidad a partir del deseo. («Me encanta Gwyneth Paltrow, debe de ser una persona maravillosa.»)

    La falsa conclusión de leyes naturales a partir de observaciones individuales.

    Cuando un fenómeno se repite de forma regular durante largo tiempo, pensamos que se basa en una ley. «El sol sale por la mañana y se pone al anochecer. Así es y así ha sido siempre; por tanto, así seguirá siendo eternamente.» Ahora bien, imaginemos una civilización de glóbulos sanguíneos que monta en la montaña rusa de un cuerpo humano. Al cabo de unos años de circulación, un leucocito genial afirma que la bomba cardíaca trabajará por los siglos de los siglos. Los demás glóbulos reaccionan con escepticismo: nada es para siempre, dicen. Pero las décadas van pasando y el corazón sigue latiendo. Cuando el cuerpo celebra el centenario de su nacimiento, se acepta universalmente la hipótesis de la eternidad. Y al leucocito genial se le erige un trombo como monumento…

    La falsa conclusión del futuro a partir del pasado. («La historia se desarrolla en función de un objetivo específico. Así pues, del mismo modo que es posible calcular el lugar donde caerá un proyectil a partir de la curva de su trayectoria, o predecir el proceso de crecimiento, maduración y envejecimiento de un organismo, tras un profundo estudio de la historia también podemos pronosticar el desarrollo de la sociedad humana.»)

    La falsa conclusión del deber ser a partir del ser.

    El mundo en sí no es ni bueno ni malo. Las piedras, las nubes y las plantas no están obligadas a nada. Al tiburón blanco le importan un bledo los Diez Mandamientos. Las leyes morales no tienen su raíz en la naturaleza, son una invención de los seres humanos.

    Un día fui a pasear a un lago y me encontré con un nadador que braceaba con fuerza y gritaba:

    –¡Auxilio! ¡Tengo un calambre! ¡Me ahogo!

    –Muy interesante –le respondí–. No se moleste por mi presencia.

    –¡Auxilio! ¡Usted tiene la obligación de ayudarme!

    –¿Y por qué?

    –¿Es que no ha oído hablar del imperativo categórico?

    –Yo creo en el principio de la no intervención.

    Él chapaleaba indignado.

    –Lo demandarán por denegación de auxilio.

    –No –repuse yo–, el mero hecho de que usted esté ahogándose no implica que yo deba ayudarle. ¿Tengo yo la culpa de no creer en ninguna ley moral? ¿Acaso un ciego es culpable de no ver? Por otra parte, aquí nadie puede vernos.

    –Auxil…

    El hombre desapareció. Mi conducta en aquella situación fue lógicamente correcta.

    La falsa conclusión de la calidad a partir de la cantidad. («La mierda es rica. No puede ser que millones de moscas estén equivocadas.»)

    La falsa conclusión de la identidad a partir de cierta semejanza: este fallo de apreciación fue la perdición de siete cabritillas en manos de un lobo.

    La falsa conclusión de una causa a partir de una consecuencia (véase arriba):

    El tío Alois ha sufrido un infarto. Ha sido algo completamente inesperado, porque el tío Alois no fuma, hace deporte, y su nivel de colesterol está estancado en un valor ideal. ¡Pero tiene que haber alguna explicación! Nada es por nada.

    –¿Ha tenido estrés últimamente? –pregunta el cardiólogo.

    –Bueno –refunfuña el tío Alois–, en cierto modo, sí. He estado preocupado por mi salud.

    El doctor mueve significativamente la cabeza y le prescribe un curso de entrenamiento autógeno. ¿Y si el tío Alois hubiese negado rotundamente tener estrés? Habría sido mucho peor, pues todas las personas tienen estrés, y el estrés reprimido es particularmente peligroso.

    La falsa conclusión del significado de una palabra a partir de su sonido. («Allá se lo haya el aya si no halla al niño debajo del haya.»)

    La falsa conclusión de la calidad de un producto a partir de su precio.

    La falsa conclusión de la situación real a partir de una estadística.

    La falsa conclusión de lo que uno tiene intención de cumplir a partir de lo que uno promete.

    Last but not least, la última en orden pero no en importancia: la falsa conclusión de las cosas a partir de las palabras, de las circunstancias a partir de lo que se dice, de la historia a partir de la descripción de la historiografía. Las palabras se inventan para decir algo sobre el mundo. Pero los elementos del lenguaje no sólo están en relación con el mundo, también mantienen relaciones internas. Las frases se rigen por leyes gramaticales, no por leyes naturales; la historia del mundo no sigue una dramaturgia secreta, como quiere hacernos creer la historiografía. Lo que pasa es que nos gusta demasiado aplicar las estructuras del lenguaje al mundo de los hechos. El resultado es una concepción logomórfica del mundo, es decir, de forma parecida a la del lenguaje, con tres géneros, tres tiempos, voz activa y pasiva, así como un inventario que se corresponde con el vocabulario. Lo malo de esta falsa conclusión es que no podemos evitarla. El lenguaje es una cárcel de muros invisibles, en la que nuestra imaginación está encerrada a cadena perpetua. Y la lógica es el orden institucional que nos empeñamos en ignorar.
  • Nikolai C.цитируетвчера
    Entender la libertad. Eso no es fácil. Hoy en día, tiende a confundirse libertad con tiempo libre. Y en verdad son dos cosas totalmente distintas. El tiempo libre es tiempo sin obligaciones; la libertad es libertad para las obligaciones. En el tiempo libre busco distracción; en la libertad me esfuerzo por concentrar mi ser. El tiempo libre huye de las tareas de la vida. La libertad persigue un objetivo, un sentido, una tarea a la que consagrar la vida.
  • Nikolai C.цитируетвчера
    «El más terrible de los males, la muerte, no nos afecta», escribe Epicuro, «mientras existimos, la muerte no está presente y, cuando llega, ya no existimos. De modo que la muerte no afecta ni a los vivos ni a los muertos; pues a los primeros no los toca y los otros ya no existen. Sin embargo, la gente o bien huye de la muerte como del peor de los males, o bien la busca para aliviar los males de la vida. En cambio, el sabio ni rechaza la vida ni teme la no vida».

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