es inmarcesible, pero eso que creemos ser es apenas una aduana del asombro.
No hay justo medio, no hay destino mejor, pero la hierba más pequeña en realidad sí es el eje que puede hacer girar el universo entero.
Pienso en la criaturita que te crea, en la existencia que nos antecede y nos precede, y eso de que piedra a piedra todo es sin paralelo.
Vago y, de camino a ninguna parte, bailo, tropiezo y rehaciendo el paso para seguir pasando voy cayendo sobre otras cuentas, no levanto nada, esto no es un recuento, sino estertor de la nuez, el modesto repiqueteo de día tras día, gota a gota hasta armar mi cucharadita de ternura, no para palear los sinsabores de lo que sea que es, sino pa’ practicar el delicado oficio de ser con los otros.
Te quería decir otra vez: hola, te quiero.
Todo es cotidiano; dios anda revuelto en el arroz, un chicharito sí, como la muerte, esa hierbi