San Julián nació en Toledo en la primera mitad del siglo VII. Ordenado sacerdote, alcanzó buena fama como hombre fiel y entregado a su misión, de modo que en el año 680 fue elegido obispo de su diócesis.
Como obispo trabajó con mucha dedicación al servicio de la Iglesia y de sus diocesanos, y dejó un buen número de obras de explicación de la fe cristiana. Murió en el año 690.