Los monjes de De dioses y hombres no rehúyen la vida común, no persiguen el retiro completo. Se mezclan con los vecinos de la aldea y, en la primera parte de la película, asisten a la circuncisión del hijo de Nourredine, respetuosos y partícipes de los ritos musulmanes. El fraile que ejerce de médico les da, tras atenderlas, un par de zapatos a una mujer y su hija. Otro se ofrece a responder la carta que ha recibido una anciana, a hacer por ella ciertos trámites burocráticos, a llevarl