«Así que has venido aquí a romper corazones, a conquistar el gran mundo, a vengarte de algún pobre diablo, y todo por el hecho ser ilegítimo, ¿eh?»: estas palabras algo injuriosas, en boca de un personaje secundario, resumen no obstante muy bien la peripecia de esta novela. Arkadi Makárovich Dolgoruki, su protagonista y narrador, de diecinueve años, es hijo ilegítimo de un noble y se ha criado en Moscú, interno en un colegio donde lo han humillado. Ahora llega a San Petersburgo para conocer realmente a su padre natural, pero decidido por orgullo a romper inmediatamente con él y dedicarse a su «idea»… que en ese momento consiste en hacerse rico, «un Rothschild», porque cree que solo el dinero garantiza una existencia libre y hasta ascética. Por supuesto esta «idea» habrá de cambiar y seguir el tortuoso sendero dostoievskiano que lleva a la verdad.
Entretanto se precipitan los suicidios, las conspiraciones, los escabrosos secretos de familia, los primeros amores y rivalidades, la ruleta y los «impulsos carnívoros» que hay que satisfacer a toda costa. El adolescente (1875) –escrita entre Los demonios y Los hermanos Karamázov y que aquí presentamos en una nueva traducción de Fernando Otero Macías— es el único Bildungsroman de Dostoievski, su única novela de iniciación a la edad adulta. El héroe se aferra a un rasgo característico de la adolescencia –la autoafirmación constantemente negada por los hechos— pero en su presentación lo grotesco no quita lo candoroso. La forma de contarnos su vida, enemiga de «la elocuencia» clásica, propicia además originales reflexiones sobre el sentido y el estilo de la propia narración.