Hace tiempo que me di cuenta de que nos parecemos mucho más a los puentes levadizos de lo que creemos.
—¿Qué?
—Escúchame: podría decirse que cada persona tiene su propio círculo de amigos y familia, ¿verdad? Imagina que eres el vigilante del puente levadizo, que el río que hay debajo es tu vida social y que todas esas personas que forman parte de ella navegan en barcos diferentes. Cada vez que un barco quiere marcharse o entrar, tu responsabilidad es levantar el puente.
»Sin embargo, los barcos son distintos. En los más grandes viajan aquellos a quienes quieres con locura: tus padres, abuelos, hermanos, etc. Por lo tanto, por mucho subas el puente, nunca podrían marcharse sin hacerte daño.
»Por otro lado, en los barcos más pequeños navegan tus conocidos. Debido a su tamaño, son los únicos que pueden pasar por debajo del puente sin que tengas que levantarlo, razón por la que vienen y van como si nada.