«La relación de pareja en el matrimonio es una escuela para aprender, una empresa material, emocional, intelectual y espiritual donde la inversión que uno pone es su juventud, los mejores años de su vida. Y por eso debemos hacer lo posible para sacar adelante la empresa, y no permitir que fracase o quiebre. En un negocio ponemos pasión, entusiasmo, perseverancia para salir adelante, confiamos en nuestros socios, ponemos creatividad y conocimiento. En la empresa del matrimonio se deben poner todas esas virtudes para hacerla crecer, no solo esforzarse al inicio y después dejarla crecer sola. No; semejante empresa necesita vigilancia y dedicación para que no quiebre».