Todo lo que se expone en estas páginas —resulta útil aclararle al lector— es real, y ocurrió tal como se cuenta. Fueron momentos que lejos de tensiones y metralla, permitieron a aquellos cubanos en misión internacionalista en Angola, desatar su idiosincrasia jovial y la jocosidad que como pueblo nos caracteriza. Porque sin duda se escribieron páginas de heroísmo y grandeza, a pesar de que la prensa insistió describir como simples escaramuzas la cruenta guerra en el hermano país, pero los cubanos somos un pueblo valiente pero alegre, de eso se trata.