La Tierra dio vueltas alrededor del Sol. Cientos, miles y millones de vueltas. Yo salí de casa, me gradué, me casé, me hice viejo y un amanecer de agosto me fui para siempre. Mis hijos tuvieron hijos y ellos, hijos, y sus hijos, hijos.
El último hijo del hijo del hijo del hijo de mi hijo, ya de quince años, leyó en el periódico de un viernes, a las 3:01 de la tarde, que habían descubierto el tronco reseco de un árbol en pleno desierto. Decía la noticia que se trataba de todo un acontecimiento arqueológico y que pronto acondicionarían el lugar para que todos pudieran visitar al árbol encontrado donde nunca debió estar.