— comer alimentos ricos en fibra, vitaminas y sales minerales, como verduras y frutas;
— comer poca carne y dar prioridad al pescado;
— condimentar siempre la comida con pocas grasas, y dar preferencia a las grasas vegetales más que a las animales; en cualquier caso, las grasas deben ser crudas o poco cocinadas;
— salar los alimentos con moderación: demasiada sal falsea el sabor, arruina el alimento y la salud y es la causa principal de la retención de líquidos y la hipertensión;
— utilizar preferentemente verduras frescas de temporada, a poder ser crudas;
— no freír, sino calentar a fuego medio eventualmente;
— utilizar, cuando sea posible, métodos de cocción que permitan cocinar en poco tiempo sin destruir las propiedades organolépticas de los alimentos (para ello son particularmente adecuados los hornos microondas y las ollas a presión):
— cubrir, si la realización de la receta lo permite, el recipiente de cocción y escogerlo proporcionado a la cantidad de alimento (de modo que pueda reducirse el condimento y la cocción sea más rápida);
— limitar, sin por ello eliminar, el consumo de azúcares y huevos