el abuso sexual en la infancia deja marcas muy graves y cuanto antes se comience con el proceso de elaboración en un espacio terapéutico adecuado mucho mejor es el pronóstico a futuro. Cada etapa evolutiva dota a los niños, las niñas y los adolescentes de nuevas herramientas cognitivas con las que vuelven a la situación traumática vivida, resignificándola a la luz de esas nuevas herramientas, y así sucesivamente hasta arribar a la adolescencia, etapa en la que ya con otros conocimientos sobre la genitalidad, pueden tomar cabal dimensión de lo vivido; por este motivo es que la sintomatología en la adolescencia es tan grave, llegando incluso al suicidio. Por eso, insistimos en que la intervención temprana, el acompañamiento terapéutico de este proceso es sanador, y logra que el niño, o la niña víctima tengan una infancia mucho más feliz.