La interdependencia puede pensarse como lo opuesto a la codependencia, en la que una persona depende de otra para no sentir que se desdibuja su identidad, o necesita erradicar las diferencias para mantener el vínculo y la conexión. En cambio, quienes participan en un vínculo interdependiente pueden pensar, sentir y actuar de maneras distintas entre sí y, de ese modo, encarnar y celebrar una verdadera diversidad.