Jugar. Pero no a cualquier cosa, de cualquier modo ni en cualquier momento. En este libro, nos distanciamos de la idea de jugar a la Maestra o a La Oca para que los chicos escriban o sumen. En cambio, nos preguntamos a qué y de qué la juega ese niño/a cuando jugamos al Misterio o cómo hacer para que la lectura o la matemática hagan juego. Separamos así los juegos del juego, como lugar constitutivo de la infancia.