El poder sólo es capaz de influir a través de la coacción externa. Por el contrario, la autoridad del verdadero líder, la que es capaz de motivar para que se desarrolle el sentido de responsabilidad en su gente, sólo se gana a base de servir y de sacrificio. La influencia, capaz de inspirar confianza, que ha de ejercer un líder no se obtiene por medio de un título o disponiendo de un ejército; ha de ganarse. No hay ningún atajo para eso35. El buen líder no nace como tal: llega a serlo a través del esfuerzo de sacrificar su egoísmo precisamente cuando nadie le puede obligar a ello