Mario Rivas (1907–1972) desplegó toda su irreverencia, humor y creatividad en las columnas publicadas en Las Noticias Gráficas, un diario poco prestigioso cargado un tanto a la derecha, que sobrevivía gracias a sus titulares y a la página de Rivas. Mediante estas divertidas crónicas, el autor jugaba –¿o juraba?— a ser el verdadero director de las marionetas del circo santiaguino de los años cuarenta y cincuenta. Qué hacían, qué comían, dónde iban y cómo vestían los chilenos de aquella especie de Belle Epòque criolla venida a menos –creada por él mismo–, era su alimento. Todo aliñado con humor y agudeza. El insolente de este Santiago dormido recoge una selección de estas crónicas publicadas bajo el título «¿Adónde va Vicente? ¡Donde va la gente!», además de rescatar su autobiografía que se creyó perdida hasta hoy y sus «Tertulias literarias», una nostálgica revisión de sus años mozos, en donde afloran los más diversos personajes santiaguinos de la época retratados bajo su particular estilo.