El Vasco se ofrecía a salir, se ponía de pie, pero se caía, porque le faltaba una pierna, que estaba muy herida, porque el injerto, cuando le pegamos el trozo que se había desgarrado, sin antibióticos, no había funcionado. Entonces yo decía: “el Vasco quiere salir con una sola pierna y ustedes con dos no se deciden”», cuenta Gustavo Zerbino.