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Martín Caparrós

Los Living

  • Diego Camposцитирует5 лет назад
    Nos quieren convencer de que formamos parte de grandes conjuntos –una comunidad, una ciudad, un gremio, un país, la humanidad– y después resulta que cuando uno hace algo tan decisivo como nacer le importa a siete u ocho
  • Rafael Ramosцитирует3 дня назад
    Yo era un capullo de lana blancuzca con la cara como un repollo en mitad de la cocción, y no miraba a cámara. La foto, ahora, se ha grisado y es, queda dicho, única. No eran épocas, aún, de tantas fotos. Entonces las personas no se desesperaban por fijar todo en imágenes; confiaban, esperaban, creían todavía que podían acordarse de las cosas –y era una suerte, porque las memorias son tan falibles, tan maleables.
  • Rafael Ramosцитирует3 дня назад
    Cuando nací llovía, pero no debo tomarlo como un signo. Entre los infinitos errores que cometemos, aun antes de nacer, los hombres, uno de los más vulgares consiste en creer que ciertos fenómenos ajenos deberían influir en nuestras vidas: que algo tan general, tan vago, tan olvidable como una lluvia en pleno invierno puede tener algo que ver con algo tan general, tan vago, tan olvidable como los caminos que puede tomar la vida de alguien. Aunque el error de esta frase está claro: cuando nací, yo no era algo tan general, vago y olvidable. Cuando nací yo era tantas cosas. Era el primogénito, era el que iba a cambiarle la vida a mamá y a mi padre, era el argentino más joven más nuevito, era pura potencia acumulada. Desde ese mismo momento empecé a perder algunas de mis cualidades, y no siempre las que el lector podría imaginar. Porque de eso se trata todo esto: de estar lleno de potencia e ir perdiendo.
  • Alfonso Velascoцитирует4 дня назад
    Una idea que nunca había pensado y que de pronto, eufórico, levemente incrédulo: existen situaciones, territorios en que cada uno parece estar haciendo justo lo que quiere. En general están escondidos, porque las personas no suelen hacer lo que quieren y nadie quiere que hagan lo que quieren y quizás hay personas que se pasan la vida sin saber que existen.
  • Rafael Ramosцитирует4 дня назад
    Gruben perdió los estribos, principios y libretos –yo ya era bueno en conseguir tal resultado– y me pegó tremendo palmetazo en mi mínima nalga. Obediente, humillado, solté el grito. Mamá gritó, la enfermera gritó, el doctor Gruben se quedó callado, mirándome, pensándose. Después, muchos años después, mamá me contó que ése fue su momento decisivo: que entonces creyó reconocer la justeza de esa frase que dice que la violencia es la partera, que se hizo paramédico de los montoneros y que más tarde, secuestrado por los paramilitares, fue uno de sus colaboradores más dilectos, que ayudó a torturar a cientos de personas, que se dio a la bebida y que ahora, con un nombre alemán, vive en la costa de Colombia cuidando chicos leprosos para pagar sus culpas. Yo no lo creí: nadie termina en un leprosario de la costa colombiana a menos que lo haya deseado desde siempre o, dicho de otro modo: nadie termina por azar en ese sitio. Hay lugares donde se puede terminar por decisión o por azar, hay otros donde sólo por azar, otros donde sólo decidiendo: yo sé de eso, y el leprosario colombiano no tiene azar posible. Pero la historia de Gruben es una historia de mamá, o sea: grandes proporciones de mentira sobre una base indefinible de verdad
  • Rafael Ramosцитирует4 дня назад
    Cuando nací llovía, y a mí me importaba menos todavía. No tenía por qué importarme: yo estaba casi desbordado por el trabajo de cambiar de mundo. Pero, además, no era una de esas lluvias torrenciales, imponentes, que ahogan en su tumulto todo el resto; era una garúa pertinaz, una insistencia innecesaria.
  • Rafael Ramosцитирует5 дней назад
    Yo tenía cuatro semanas, cuatro milímetros, una membrana en vez de boca, un tubo por todo corazón, branquias y no pulmones, una cola de rata, formita de gusano que empezaba a curvarse y nada de lo que haría en el resto de mi vida sería tan decisivo; nada podría tener consecuencias tan indelebles como no desarrollar –digamos– bien un brazo, deformar por descuido una aorta mitral, calcular mal el largo del intestino grueso, desatender la formación de un tímpano. Por suerte, en ese ambiente la concentración se hace perfecta y absoluta, y nada te sustrae de la tarea: quién sabe sea por eso que te encierran.
  • Rafael Ramosцитирует5 дней назад
    mi presencia fue inmensa para mamá, grande para mi padre; pero en esos doscientos setenta días de travesía del desierto más repleto yo era, para ellos, todo lo posible: un varón y mujer que sería su salvación o su caída, la mujer y varón que realizaría sus miedos o ilusiones, ese bebé molesto que les rompe su vida –que evidentemente no soportan, y por eso lo tienen–, la nena encantadora que los cautiva y babosea, el chico que se recibe con un diez en la escuela y la que insulta a las maestras por cualquier tontería y el que juega al fútbol como nadie y el que tiene ganas de hacerse maricón sin atreverse y la que alegra tardes tristes con su piano y el que roba monedas de los vueltos y el que estudia medicina para salvar al mundo y la que estudia medicina para hacerse rica y la que estudia medicina para encontrar marido y la que no podían imaginar, sobre todo: ese eso que no sabían imaginar y los llenaba, al mismo tiempo, de horror y de esperanza. Yo, mientras tanto, sin sospechar nada, me dediqué a la tarea más delicada que tuve en mi vida: ir haciéndome con el mayor cuidado, desviviéndome por evitar los millones de errores.
  • Rafael Ramosцитирует5 дней назад
    Creo que nunca –por más cosas que haga, por más porfiado que lo intente– volveré a tener en ninguna parte una presencia más fuerte que la que impuse en esos nueve meses en que nadie me vio, que me pasé encerrado en sangre y agua. Después, cuando fui un cuerpo notorio, móvil, cada vez más autónomo, mi presencia fue inmensa para mamá, grande para mi padre; pero en esos doscientos setenta días de travesía del desierto más repleto yo era, para ellos, todo lo posible: un varón y mujer que sería su salvación o su caída, la mujer y varón que realizaría sus miedos o ilusiones, ese bebé molesto que les rompe su vida –que evidentemente no soportan, y por eso lo tienen–, la nena encantadora que los cautiva y babosea, el chico que se recibe con un diez en la escuela y la que insulta a las maestras por cualquier tontería y el que juega al fútbol como nadie y el que tiene ganas de hacerse maricón sin atreverse y la que alegra tardes tristes con su piano y el que roba monedas de los vueltos y el que estudia medicina para salvar al mundo y la que estudia medicina para hacerse rica y la que estudia medicina para encontrar marido y la que no podían imaginar, sobre todo: ese eso que no sabían imaginar y los llenaba, al mismo tiempo, de horror y de esperanza.
  • Rafael Ramosцитирует6 дней назад
    Yo no quiero creer que me hayan gestado en un polvo magnífico –si mis padres alguna vez supieron, más allá de su mitología, cómo hacerlos. Sería odioso imaginar que, para ellos, lo bueno de mi concepción no haya sido yo sino ellos mismos, sus cuerpos retorcidos: que, en el momento decisivo de mi vida, me ignoraran. A mí me gusta imaginar que el polvo que me hizo fue puro tedio, dedicación, trabajo productivo, pero mamá siempre dijo lo contrario: que, después de tanto elaborarme, terminé naciendo de chiripa, en un encuentro donde yo no existía. Mamá, de hecho, tiene dos hipótesis –la duda más perfecta– sobre mi concepción
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