Protágoras (???ta???a?) es uno de los diálogos de juventud de Platón, en los que interviene activamente su maestro Sócrates. El tema es la naturaleza de la virtud. Sócrates dialoga con un amigo, cuyo nombre no aparece. Éste, conocedor de su afición por Alcibíades, le pregunta por él. La respuesta es que se acababan de ver, pero que apenas pudo prestarle atención, porque había conocido a un extranjero más hermoso. Asombrado de la respuesta, el amigo pide más detalles. Sócrates le explica que la sabiduría es superior a la belleza, y en este caso, su nuevo conocido, Protágoras, supera al bello Alcibíades. A continuación le cuenta cómo lo conoció. Sócrates es despertado por su amigo Hipócrates que, muy excitado, le dice que acaba de llegar a la ciudad el famoso sofista Protágoras, y le conmina a dirigirse inmediatamente a la casa en que se aloja para disfrutar de sus enseñanzas. Sócrates le previene contra la habilidad de los sofistas, que considera peligrosa para el alma, aconsejándole prudencia. Ambos acuden a la residencia donde se aloja Protágoras, que se encuentra rodeado de varios filósofos y estudiantes. A partir de este momento, el diálogo transcurre entre Sócrates y Protágoras, con intervenciones puntuales de otros contertulios. Sócrates, al contrario que Protágoras, no cree que la virtud se pueda enseñar y ambos se enzarzan en una discusión con numerosas preguntas, réplicas y contrarréplicas, en la que los demás personajes hacen de público y de jueces. Sócrates reprocha a Protágoras que elude sus preguntas con respuestas demasiado largas, para desviar la atención. Finalmente, declaran la cuestión como demasiado compleja, declarándose mutua admiración y respeto.