La felicidad sólida y a largo plazo está asociada particularmente con lo que ahora se denomina actividades que nos lleven a un estado de fluidez (flow), esas actividades que, por lo general, requieren cierto esfuerzo (físico o mental) iniciarlas pero que, una vez en marcha, captan nuestra atención y nuestra imaginación de forma absoluta y generan unas experiencias de bienestar que no se pueden igualar mediante experiencias pasivas o adquisitivas (por ejemplo, hacerse una maratón de Netflix o comprar cosas en Amazon).