Amor triste

El amor real no siempre es feliz. Lo sabía. Pero una fantasía es poderosa, incluso cuando sabemos que lo es. Nuestras fantasías —nuestros ideales— desempeñan un papel fundamental a la hora de moldear nuestras vidas. Un ideal es algo por lo que luchar, algo con lo que podemos compararnos y descubrirnos deficientes. Quizá todavía estaba enamorada, pero me inclinaba a sentir como si mi tristeza fuera una especie de situación de fracaso para mis relaciones

pero me inclinaba a sentir como si mi tristeza fuera una especie de situación de fracaso para mis relaciones. El

Compararse continuamente con los demás induce fácilmente ansiedad y paranoia, pues se nos invita a tener la sensación de que no estamos dando la talla.

Esperaba desesperadamente que la respuesta a las dos últimas preguntas fuera «no». Y sospechaba bastante que esa era la respuesta. Aun cuando no fuera feliz y no supiera cuándo ni cómo iba a serlo, o siquiera si volvería a sentirme feliz en el futuro, dudaba seriamente de que estuviera enamorada de mis parejas. Así que en lugar de pensar eso, como una buena lógica que se precie de serlo, puse en cuestión el otro supuesto: ese que dice que estar enamorada significa ser feliz.

Si te hace feliz (¿por qué demonios estás tan triste?)

El amor real no siempre es feliz. Lo

Quizá todavía estaba enamorada, pero me inclinaba a sentir como si mi tristeza fuera una especie de situación de fracaso para mis relaciones.

Quizá todavía estaba enamorada, pero me inclinaba a sentir como si mi tristeza fuera una especie de situación de fracaso para mis relaciones. El amor

El amor real no siempre es feliz.

Si volvemos la vista atrás a los poemas de amor de Shakespeare, por ejemplo, encontramos mucho más énfasis en la belleza física de la persona amada. Muchos de los sonetos consisten enteramente en tentativas de convencer a la persona amada de que tenga hijos ya, para que su belleza se pueda transmitir a la siguiente generación, o porque pronto será vieja y fea (ninguna de las cuales me llama la atención porque sean formas románticas de convencer a alguien de que se vaya a la cama contigo).