Por sus hojas recorremos la ciudad fabulada interior, búsqueda de sí, a través de diversos paisajes y seres oníricos. La libertad del alma que se recupera en el transcurso de este viaje, dada la geografía circular de SanBeka, una trayectoria con forma de mándala. Como Carl Gustav Jung señala «el paisaje es un estado del alma». Así, Miranda nos sumerge en esta antología particular por paisajes íntimos, en un tránsito que transforma y encadena al tiempo, a la nostalgia, al arrojo hacia un futuro que obliga a soltar, como va soltando todo en la existencia, mientras habitamos la ciudad mítica paralelamente, permanencia donde operan infinitas posibilidades y lo nuevo está dispuesto a cobrar originales formas en nosotros.