Esta obra, extraordinariamente lúcida, va al núcleo de la actual encrucijada cultural y social. Desde las posiciones oficiales será considerado incluso subversivo, a pesar de su rigor, o quizá precisamente por ello. MacIntyre constata la ausencia de un debate real sobre cuestiones éticas, provocada por la falta de acuerdo en los fundamentos. La única forma de recuperar la unidad cultural perdida es repensar la filosofía y la teología como un quehacer que requiere una disciplina interna, unas reglas de aprendizaje y, en definitiva, una tradición, entendida como comunidad de trabajo científico.
El texto procede de una serie de conferencias Gifford impartidas por el autor en la Universidad de Edimburgo. Examina tres tradiciones éticas en conflicto, y demuestra que el diálogo entre ellas puede abrir una fecunda vía de superación que arroje luz sobre las controversias de nuestro tiempo.