Samuel Spade ejerce como detective privado en la ciudad de San Francisco de los años treinta. Es desconfiado, terco e irónico, y actúa con brutalidad. Entre sus métodos poco convencionales utiliza la mentira para poner al descubierto a los delincuentes, juega con la psicología de los hombres y seduce con éxito a mujeres fatales. No sólo es un detective emblemático, también es el ícono de la novela negra. En este relato, Spade persigue a un criminal hasta llevarlo a un callejón sin salida y finalmente lo desenmascara.